sábado, 23 de marzo de 2013

Academia

Reunión organizada de personas que se ocupan en literatura, ciencia o arte, etc. En el siglo XVI, el renacimiento de los estudios gre­colatinos hizo surgir, principalmente en Italia, numerosas agrupaciones de hombres de letras y eruditos designadas con el nombre de acade­mias en recuerdo de los jardines de Academo, cerca de Atenas, en los que se reunían los discipulos de Platón. Estas agrupaciones se distin­guían unas de otras por denominaciones con frecuencia singulares, como la academia de; Ge­lati, la dei Eccitati, la dei Immobili, etc. La mayoría de estas sociedades concedió a la mú­sica un lugar principal, lo mismo en sus doctas reuniones intimas que en sus sesiones oficiales compartidas con conciertos a los que eran in­vitados auditorios de selección. En Venecia, en 1558, la Academia della Fama se ilustraba con el concurso de Zarlino y de Andrea Ga­brielli. En la academia que presidia en Floren­cia el Conde Bardi fueron realizados, bajo el pretexto ilusorio de una renovación de la tra­gedia antigua, los primeros ensayos del estilo representativo, del que iba a nacer la ópera. A partir de 1600, la Academia dei Intrepidi, de Ferrara, organizó representaciones con música. Durante todo el siglo XVII y el XVIII el mundo literario y musical de Italia demostró una vio­lenta pasión en favor de las academias. No había apenas ciudad, por pequeña que fuese, que no poseyera la suya. En Bolonia tan sólo, existían unas treinta, cuatro de las cuales eran exclusivamente musicales: la más célebre y la más duradera fue la de los Filarmonici, funda­da en 1675, y cuyos estatutos fueron renovados en 1854. Esta academia exigía de sus miembros para ser admitidos en ella una prueba de com­posición escrita, a la cual se sometió Mozart, en ocasión de su viaje a Italia en 1770. La Congregación y Academia de Santa Cecilia, de Roma, erigida en cofradía por el papa Grego­rio XIII, en 1583, y dedicada exclusivamente a la música sacra, ha sido casi la única que ha sobrevivido, de la multitud de academias musi­cales italianas. En el siglo XIX se formaron con un sentido diferente y más adecuado al tipo de las sociedades literarias o científicas, algunas nuevas academias. La Academia del Instituto Real de Música de Florencia, integrada en su mayoría por profesores de dicho establecimiento, del cual ella depende, inició en 1863 la pu­blicación de una serie de Atti o memorias, en folletos anuales. En Francia, el poeta Jean An­toine de Baíf y el músico Thibaut de Courville funda ron en París, en 1570, la primera Acade­mia de la Poesía y de la Música; en ella los autores de la Pléyade se ejercitaban en la Com­posición de versos medidos a la antigua, que Claudin el Joven musicaba con especial asidui­dad y que ejecutaban en casa de Bair los más hábiles músicos del Mundo. A pesar de la pro­tección que le dispensó Carlos IX, esta acade­mia declinó y desapareció rápidamente. Fue reorganizada bajo el reinado de Enrique m gracias al celo del magistrado letrado Guy de Faur de Pibrac, y tomó el título de Academia du Palais (del Palacio), por el lugar en que se celebraban sus sesiones. Sus conciertos se com­pletaban ya con ballets, y cuando se preparaba en ella la representación de una obra en versos medidos cantados a la manera de los griegos, la muerte de Pibrac, en 1584, y las perturba­ciones que marcaron el fin del reinado de En­rique III vinieron a detener el curso de sus actividades. Transcurrió más de un siglo antes de que llegasen a orgarnizarse y multiplicarse  en Francia, bajo el título de Academia de música, sociedades de conciertos, generalmente compuestas por miembros honorarios (socios) y otros miembros activos o asociados (ejecu­tantes). De esta manera se forrnaron las Aca­demias de Ruán (1662), Orleans (1670), Lyon (1713), Marsella (1716), Pau (I718), Carpcntras (171 ~), Tours (1724), Nantes (1727), Dijon (1728), Clermont-Ferrand, Nancy, Estrasburgo (1731), Lille (1733) y Moulins (1736), que subsistieron, casi todas, hasta poco antes de la Revolución, adaptando sus estatutos a un modelo único y su repertorio al de los teatros y los conciertos de Paris. Las academias literarias o científicas, que se reformaron durante el siglo XIX, aban­donaron el campo de las ejecuciones musicales prácticas, acogiendo no obstante en sus sesio­nes y en sus colecciones impresas los trabajos musicológicos, bastante escasos, de sus miembros. La Academia de las Bellas Artes, creada en 1803 como cuarta clase del instituto de Francia, reserva a los compositores de música seis de sus cuarenta sillones, y otorga cada año, mediante un concurso, el gran premio de com­posición musical, llamado Premio (k Roma, cuyo beneficiario debe permanecer durante tres años como pensionista en la Academia de Francia en Roma, instalada en los palacios de Ia Villa Médicis. Muchas célebres sociedades de música han ostentado en diversos países el tí­lulo de academia. En Londres, la Academy of Ancient Music, que funcionó desde 1710 hasta 1792 y fue durante mucho tiempo dirigida por Pepusch, adquirió un gran renombre por Ia excelencia de sus ejecuciones. En Berlín, la Singakademie, fundada por Fasch hacia me­diados del siglo XVllJ, para el estudio de la música vocal, organizada detinitivamente en 1791 y que aún subsiste, ha servido fiel modelo a las mejores sociedades corales alemanas. En Estocolrno, durante el siglo XVIII, una academía de música celebró conciertos importantes.

 
2. Algunos establecimientos docentes se deno­mina ron asimismo academia. La más notable es la Royal Academy of Music, de Londres, irnportante conservatorio fundado en 1822 y subvencionado por el Estado británico. Puede citarse en el mismo orden la Academia de las Artes de Berlin (Akadernie der Künste).

3. El Teatro de la Ópera, de París, fue llamado Aca­dérnie Royale de Musique et de Danse, en las cartas constitutivas de su fundación, firmadas , a por Luis XIV, en 1672, y conservó o recobró en diversas épocas este  titulo, modificado según los cambios de régimen. A imitación suya  fue adoptado en Londres este mismo nombre, de 1720 a 1728 por el teatro de ópera italiana      situado en Haymarket (Royal Academy of Mu- , sic).

4. En tiempo de Beethoven se llamaba en Viena academia a un gran concierto. La sesión celebrada el 7 de mayo de 1824, en que se interpretó en primera audición la Novena Sinfonía. fue anunciada como una «gran aca­demia».

5. En España, la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que en un principio se denominó de Nobles Artes, aunque proyectada su fundación por Velazquez, no se reglamentó hasta el reinado de Felipe V, el 17 de julio de 1744. En 8 de mayo de 1873, en que recibió el nombre de Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, fue ampliada con Ia Sección de Música, que antes no había figurado entre sus ramas de Pintura, Arquitectura y Escultu­ra. // de baile. Escuela de danza. (Y. CONSERVA­TORIO Y SOCIEDAD MUSICAL.)

 

 

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Fuentes: Diccionario de la música . Michel Brenet 1981

Armonización

Armonización
 

 

tytytAcción y efecto de dotar a una línea melódica de una sucesión de acordes que le sirva de

apoyo y constituya un acompaña­miento destinado a ser ejecutado por uno o

más instrumentos. La armonización puede revestí r interesantes y variados aspectos según

sea el propósito del armonizador, ya que la sucesión armónica puede presentarse con los

acordes di­sueltos o semidisueltos, o bien compactos, con­juntamente con el bajo

armónico o con éste se­parado del macizo armónico, medios que sirven al armonizador

para conseguir efectos y dar una forma adecuada al acompañamiento que contri­buya a

hacer más artístico y expresivo el con­junto formado por la línea melódica y las armo­nías

que se le han colocado. II del canto popular. Siendo éste una melodía concebida sin

idea ni noción de que tuviera que recibir acompaña­miento alguno, al querer dotarlo de

un apoyo armónico, los armonistas han procurado no des­truir ni enturbiar las

características modales ni la expresividad lírica de la melodía, condiciones i

indispensables que han de exigirse en toda ar­monización de esta clase. Bajo este aspecto

deben citarse como modelos dignos de admiración y de ser estudiados, las

armonizaciones de canciones catalanas del maestro Alió, las de Canciones po­pulares

españolas, de Pedrell, las francesas de V. d'Indy, las rusas de Balakirev, etc., desti­nadas

a ser ejecutadas en el piano acompañan­do la voz que canta. La armonización de la

canción popular ha sido, asimismo, practicada con muy notable éxito para voces solas,

sin in­tervención de ningún instrumento, destinadas únicamente a ser ejecutadas por

conjuntos voca­les; algunas de ellas son verdaderas obras maes­tras.

viernes, 22 de marzo de 2013

Dúo

Dúo
Composición a dos voces o a dos instru­mentos. La diafonía, el árganum y el discanto ofrecen los primeros intentos de dúo. En las obras polifónicas de los siglos xv y XVI abun­dan los episodios a dúo colocados ordinaria­mente en las misas, ya sea en el Kriste eleison o en el segundo A gnus Dei, tal es el caso de la Mente tota, de Fevin, reimpresa por Expert según la edición de 1516. En 1545 y 1590 se publicaron grandes colecciones de dúo bajo el título de Bicinia, por Rhan de Wittenberg y Phalcse, de Amberes. En el siglo XVIII las arias a dos voces se pusieron de moda en Francia entre los aficionados al canto. Se escribían en las formas más sencillas, con frecuencia en con­trapunto igual con un bajo continuo. Los com­positorcs italianos de esta misma época acrecie­ron el interés del dúo de cámara y de iglesia usando preferentemente la forma dialogada e introduciendo en él respuestas canónicas y dibujos contrapuntisticos. Steffani (1653-1728) se hizo célebre por sus Duetti de camera, que fue­ron en seguida imitados y cuya influencia se hizo sentir hasta en los más grandes creadores, como Haendel y Bach. Las cantatas a dos voces, en varios movimientos, de los músicos franceses del siglo XVIII son un eco menos directo del dúo. En la época siguiente apareció bajo el titulo : de nocturno un género de dúo de cámara de reducidas proporciones, en el que las voces can­taban casi constantemente juntas, predominando en él las series de terceras y de sextas agradables al oído. Uno de los primeros y más encantadores ejemplos de nocturno se halla en Beatriz y Be­nedicto, de Berlioz (1862). El pequeño dúo de cámara, o lied a dos voces, fue cultivado abun­dantemente en Alemania por Mendelssohn. Kü­chen, Schumann, Brahms, etc. En la ópera, el dúo había tomado desde la iniciación de este género un lugar deterrninado por la acción dra­mática, que se fue ampliando a medida que por efecto de la saciedad se reaccionaba contra el plan de la antigua ópera italiana, hecha de una sucesión de arias estereotipadas. Aunque todas las combinaciones de voces estuviesen admitidas, según las situaciones que debían expresar, el interés y los cuidados de los compositores y las preferencias del público se concentraron en los dúos de amor para tenor y soprano. Basta recor­dar los dúos de Guillermo Tell, de Rossini (1829); de Los hugonotes, de Meyerbeer (1836); de Lohengrin, de Wagner (1854); de Los troya­nos, de Berlioz (1863). Si Wagner rompió con la tradición suprimiendo casi totalmente las es­cenas de conjunto en el segundo acto de Tristán e Iso/da (1865), esta escena culminante de toda la obra, más que un verdadero dúo, es una serie de dúos llevada hasta los más extremados des­arrollos tradicionales. En la música instrumen­tal, el dúo se adapta a todos los destinos, desde el fragmento de estudio hasta las obras de vir­tuosismo y de moda.

Vivaldi sin instrumentos musicales . Con voces.


Tú eres el Díos que nos salvas. Canción cristiana.



RE Sim LA7

Tú eres el Dios que nos salva,
Mim LA7 RE
la luz que nos ilumina,
SOL LA7 RE - Sim
la mano que nos sostiene
Mim LA7 RE
y el techo que nos cobija.
RE Sim Mim
/Te damos gracias Señor,
SOL RE LA7 RE
te damos gracias Señor./ (bis)
Te damos gracias Señor
porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que los castiga.
Y sacaremos con gozo
del manantial de la vida,
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.
Entonces proclamaremos
cantadle con alegría,
el nombre de Dios es agradable
su caridad infinita.
Que alabe al Señor la tierra.
Cantadle sus maravillas
que grande en medio del pueblo
el Dios que nos justifica.
Fuentes: http://www.obispadogchu.org.ar/cancionero/partituras/p197.htm

jueves, 21 de marzo de 2013

Partitura facilitada. Concierto 1 Tschaikoswsky


Do re mi fa , todas las tonalidades



Un ejercicio para repasar las tonalidades.



Pinchar la partitura se verá muy grande



Un ejercicio para repasar las tonalidades es hacer do , re, mi, fa y poner las alteraciones correspondientes en cada nota según la tonalidad. En la partitura se ven las notas iguales pero a la hora de ejecutarlas no suenan igual pues en cada tonalidad hay alguna alterada. Si os fijais suenan igual en algunas tonalidades esto es que la escala es la misma pero el grado es diferente. Do re mi fa en la tonalidad de do mayor suena igual que en la tonalidad de fa mayor, ya que no hay nunguna nota alterada dentro de esa secuencia, lo que pasa que en uno es el primer grado de la escala, do ,y en el otro es el quinto grado (de fa).

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